La casa fue construida en 1911 por D. Francisco Soto, sacerdote y presbítero de Sta. Marina de Bascuas y aldeas cercanas. A él le debemos la existencia de esta hermosa casa que enamora a quien la visita, así como el nombre por el que se la conoce desde dicha fecha; CASA DOS CREGOS (Casa de los curas). De ello da fe el dintel de la puerta principal de la casa, en el que se puede observar el nombre del sacerdote junto con la fecha de edificación.
La finca ha pasado de generación en generación durante más de un siglo; primero fue heredada por su sobrino Manuel, que a su vez se la dejó a uno de sus ocho hijos, Bautista. Entre otros menesteres y oficios, la familia Soto cuidaba las plantaciones de cepas albariñas que rodeaban la casa, produciendo un vino exquisito que hoy formaría parte de la denominación de origen Rias Baixas.
La casa pasó de manos de Bautista a su hija Dolores, que, junto a su marido Virgilio, la rehabilitaron, dotándola de comodidades y consiguiendo un lugar que atrapa por su tranquilidad y belleza. Abierta al público en mayo de 1998 se convirtió así en la primera casa rural gallega a la que fue concedida el distintivo Q por el Instituto para la Calidad Turística Española.